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Recursos Litúrgicos: Jueves Santo

MENSAJE DE JUEVES SANTO.

Rev. Jorge Merino Riffo  – Obispo IMECH.

Santiago. Jueves 09 de Abril de 2020.

Evangelio de Juan 13: 1- 20.

El texto nos muestra que estamos a las porta de la celebración de la Pascua Judía o PESAJ donde el pueblo de Israel recordaba o rememoraba la liberación del pueblo de Dios (14) desde la esclavitud en Egipto,(EXODO 12:1-17), por lo tanto; recordemos que entre otras acciones se comía un cordero de pascua, huevos duros, hierbas amargas, y se recordaban las señales en los dinteles de las puertas hechas con sangre del cordero y se comían los panes sin levadura y además se consagraban a los hijos primogénitos, es en ese contexto, que  Jesucristo  como  judío  respetuoso de las tradiciones religiosas y cultuales de su pueblo   organiza  esta celebración con sus discípulos en las inmediaciones de Jerusalén. El cordero pascual, sacrificado por el acto de liberación que vendrá, cuya sangre derramada sirve como señal en los dinteles, de salvación de los primogénitos.

El capítulo 13:1 Da inicio a la segunda parte de este evangelio que concluirá con el arresto, sacrificio y resurrección del Señor Jesucristo.  Serán responsables por una parte; la jerarquía del Templo, del Sanedrín y de la ortodoxia judía, y por otra las  autoridades y agentes del imperio romano.

Sin embargo esto no fue un impedimento para que Jesús no llegara hasta el final de este plan Divino, y de esa forma enfrentara el destino que iban fraguando  las autoridades políticas y religiosas de su tiempo.

El relato del Evangelio es rico en señales y una de las más potentes  que hace Jesús es ceñirse Tomar un lavatorio (lebrillo) y una toalla y empezar a lavar los pies de los discípulos, enseñando con este ejemplo la humildad de la cual debe estar revestido  cada uno de sus discípulos o servidores. La gran señal aquí tiene que ver con el servicio en contraposición de las “esxucianautoridades = o poderes terrenales que no están dispuestas a servir con su propio ejemplo en la mayoría de los casos, salvo contadas excepciones.

En la habitualidad, y actualidad los que ejercen la autoridad sea ésta religiosa, política, económica, judicial, cultural, científica o de cualquier índole: Lamentablemente en la mayoría de los casos,  estas, autoridades (esxucian)  quieren  servirse y no están disponibles para el servicio al prójimo. Lo constatamos continuamente en la actitud de gobernantes  o dirigentes inicuos, soberbios e  injustos, que no respetan la vida en todas las dimensiones,  y cuyos valores no son  representativos del Reino de Dios del cual nos habla Jesús  y enseña  con su ejemplo en su Evangelio. Un motivo de alerta  constante para  todos los cristianos, que no nos podemos dejar arrastrar por esta marea,  no estamos llamados a conducirnos con estos criterios mundanos egocéntricos o malévolos, renegando así  de nuestra fe y convicción en nuestra praxis cotidiana..

Queda de manifiesto que en la cena Pascual, el mismo  Señor se ofrece  como el cordero Pascual que quita los pecados del Mundo que va a ser inmolado en la cruz del calvario por toda la humanidad, ya no será la sangre del cordero, en este caso Jesús el verdadero cordero pascual quien con su sangre limpia y redime a todos los hombres y mujeres, no importando su condición  de status social, de poder, origen étnico, cultural, etc.  Jesucristo es el primogénito Hijo de Dios, el verbo hecho carne quien se vació de todo poder (Kenosis) en rescate por toda esta humanidad en la cual estamos incluidos todos sin ninguna variación; salvo que nuestra única condición es  tener un corazón contrito y humillado dispuesto a seguir los pasos de nuestro Señor y Dios.

Hoy más que nunca la Iglesia de Cristo, debe parecerse, caminar, hablar, sentir, mirar y actuar como El. La gran mayoría de los pensadores, otras religiones, movimientos sociales, ecológicos, etc. de este tiempo presente, coinciden en que después de pasar por estos valles de sombra y de muerte, todo debe ser distinto, se debe iniciar un tiempo y caminata distinta para esta humanidad. Lo mismo que para nuestra Iglesia, no debe ser la misma que hemos diseñado, debe volver a ser lo que fue en sus inicios, que con humildad y simpleza sirva, y atienda a los más necesitados con amor, se debe despojar de aires de grandeza, ambiciones, vanagloria, orgullo y ansias de poder, para que contribuya en leudar esta nueva sociedad.

Tomas de Aquino decía “El centro de las bienaventuranzas y Evangelio es la caridad”

“Si no tomamos nuestra cruz cada día, no lo seguimos a él sino al mundo, o al príncipe de este mundo, o a nuestra propia mente carnal. Si no seguimos el camino de la cruz, no lo seguimos a él; no andamos en sus pasos, sino que marchamos en dirección contraria, o cuando menos, apartados de él”. (Obras de Wesley, Vol. IX, p 24)

Después de esta pandemia mundial, el estallido social (en pausa momentáneamente), se nos vienen como cuerpo de Cristo, grandes desafíos,  recoger a los caídos en el camino, ayudarlos a levantarse, infundir con la Palabra en ellos fe y esperanza para seguir la caminata, pero por sobre todo amor y caridad, como en la Iglesia primitiva. En esto, Cristo Resucitado estará alentando a su pueblo, porque él VIVE Y REINA ENTRE NOSOTROS. SI, PORQUE EL VIVE Y REINA ENTRE NOSOTROS. Amén.

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Santa Cena y Sermón

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